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Los inicios de AMBROSIA

Todo lo que volcamos en nuestros productos y que no se ve: el diseño, el amor, la ilusión...

Estamos encantados de poder contarte dónde nacen los sueños que te entregamos, en los que depositas los deseos con los que también queremos que hagas felices a quien los recibe.

LOS INICIOS DE AMBROSÍA

[...] Trabajé durante muchos años con un importante hombre de negocios que, entre sus principales cualidades, tenía: el buen gusto para regalar.

Era un excelente anfitrión, de buen gusto a la hora de la mesa, exquisito a la hora de hacer sentir bien a las personas y con una singular manera de averiguar cada cosa con la que solía hacer sentir bien a su invitado, así que nunca fallaba a la hora de sorprender. Fueron años a su lado aprendiendo de todo, pero de manera especial aprendiendo a agradar a las personas.

Al comienzo era una empresa pequeña, con un público polifacético: gente de todas las edades, de todas las profesiones, asistiendo a diversidad de eventos y con invitados de todos los perfiles económicos, sociales y culturales.

Fueron años pensando en otros para regalar, era una época de mucha bonanza empresarial pero, como hasta en las mejores familias, también llegó el momento de las vacas flacas y ya no había tanto presupuesto para regalos. Y fue ahí donde más hubo que trabajar con la imaginación....qué hacer para no defraudar a aquel selecto grupo de empresarios y trabajadores a los que año tras año habías hecho exclamar con tus presentes.

Y entonces recordé aquella famosa frase de mi abuela y mi madre: "PUEDE SER UN CONFITE... PERO ESO SÍ, MUY BIEN EMPACADO!!!

Para cuando trabajaba en aquel lugar obviamente entonces vinieron las anchetas llenas de exquisitos manjares, pero después en mi vida personal y en AMBROSIA la cosa cambió sustancialmente...

Comencé a pensar en cómo hacer para que todos recuperáramos la capacidad de regalarnos, por lo menos en Navidad. Todos nuestros círculos crecían con los años: la familia, los hermanos, los amigos, los hijos y los arrimadijos, y el presupuesto casi que no nos alcanzaba ni para la compra de tarjetas de la época, que también subían más y más año tras año, obvio cada vez eran más bonitas y creativas.

Así que cogió más fuerza la idea del confite, que pronto paso a ser... CHOCOLATE No te provoca uno?

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domingo, 13 de noviembre de 2011

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